La correcta organización de las tareas diarias del caserío resulta determinante para que al final del día nos invada la grata satisfacción del trabajo acabado y bien realizado.No os preocupéis, siempre habrá alguno que comentará eso de que… “nunca es suficiente”.En mi caso suelo dejar siempre algo para mañana y así disfruto apasionadamente del día a día.
En fin, resulta que siguiendo el hilo de este monólogo me dispongo, en el crepúsculo, a segar comida fresca para mis animales(hierba),la apilo para mañana y aunque me sucederá como todos los días me sigo quedando atónito cuando de nuevo al amanecer veo salir humo del montón; meto la mano y… tela ¡ quema!.Es en esos momentos cuando por un instante me paro a pensar, reflexionar y te das cuenta de las miríadas de bichillos, bacterias, hongos microscópicos que trabajan y gestionan toda esa materia orgánica para transformarla en humus.
Solo ocurre aquí, en mi pila ¿y en el bosque?. En el interior de cualquier selva peninsular no es habitual ver montones apilados de materia orgánica verde, lo que observamos es una descomposición paulatina, lenta y permanentemente aeróbica de materiales orgánicos, incluso previamente degradados o muertos con bastante anterioridad.
Volvemos a nuestra pila; si no andamos al tanto, al de unos días nuestro montón se colapsará, perderá esa fuente de calor que nos permitiría hasta calentar un caldo, olerá a amoniaco, emanará metano y se irá convirtiendo rápidamente en una pasta viscosa,marrón.Resulta que los microorganismos digirieron toda la materia verde a “a toda pastilla” lo cual generó abundante calor,es entonces cuando los canales de aireación que la propia materia orgánica fresca deja entre sí desaparecen creándose un amasijo orgánico pútrido propio de la fermentación anaeróbica.Es este el comienzo de todos los problemas que acarrea un compost mal descompuesto.
Para que esto no suceda debiéramos introducir como regla de “oro” material carbonado (paja (relación C:N) y algunos palos de poda anual o restos de zarza para airear el compost durante todo su proceso de degradación.
Para que todo vaya bien intentaremos respetar una temperatura máxima de 60-70 º C durante una semana y después esta disminuirá paulatinamente en el transcurso de los meses hasta llegar a temperatura ambiente.Este será el momento de la humificación y de la estabilidad del abono resultante, es decir ,comenzamos a tener HUMUS.
Esquema de la evolución estandar de la temperatura en el montón de compost
Si he llegado tarde con estos consejillos no os desaniméis,siempre podéis utilizar el metano y el calor producido al comienzo como fuentes de energía ecológicas y naturales.Conozco a colegas que en sus caserío autosuficiente nunca falta materia orgánica para generar en su “bunker”(fosa hormigonada) anaeróbico suficiente energía para abastecer las necesidades energéticas diarias más elementales.
En fin, esta reflexiones son las ventajas de dejar algo para mañana; la vida se ve de diferente forma.
Hasta la próxima.
Ion
No hay comentarios:
Publicar un comentario